Bangalog
2005-11-05
 
2 años, 1 mes y 17 días más tarde ...

Bueno, hace un mes que estoy de vuelta en Bangalore.

Hoy me levanté tarde y con pocas ganas de trabajar. He estado leyendo cantidades enormes de especificaciones desde que llegué, más una cantidad bastante importante de libros.

Hasta ahora lo más espectacular que me sucedió es haber pasado medio día en Kuala Lumpur, Malasia, incluyendo un paseo por las Torres Petronas.

El regreso a India no fue para nada espectacular. Llegué el viernes 7 de Octubre a las 23:30 hora local.

Me estaba esperando Sirish junto a dos pibitos nuevos, Sujay y Rajkumar. Estos últimos tenían una consigna clara, buscar un grandote blanco de un metro noventa .... no fue difícil ubicarme.

Por suerte pude fumar en todas las escalas del viaje. Es una gran cosa este invento del Smoking Lounge de los aeropuertos. De otra manera me hubiese vuelto loco. El viaje me llevó casi dos días.

Esta vez no estaba el BMW esperandome, sino una camioneta Tata Safari, bastante baqueteada por cierto.

Encaramos el viaje hacia lo que en mi visita anterior llamabamos "the old house". En el camino me fui dando cuenta de lo mal que estaban las avenidas, muchísimo peor que la otra vez.
También iba pensando que un montón de cosas cambiarían respecto a la visión que tuve en 2003.

Es que muchas cosas cambiaron en mi vida: me casé, dejé La Plata (en todos los sentidos ;-)), tuve un hijo.

Muchas veces estando en Argentina sentí nostalgias por India.

Por "suerte" el Camino de Cintura me brindaba postales muy similares en mis viajes diarios a La Plata.

Pero bien sabía que esta vez todo sería distinto.

Confirmé la sospecha que la nostalgia no era debido al lugar, sino a mi situación personal en 2003: soltero, con auto y algo de plata ;-)

Ojo, no me malinterpreten, de nada tengo que renegar en mi situación actual, amo con locura a mi esposa y a mi hijo, pero bueno, creo que 2003 marcó el paso definitivo desde la juventud hacia la adultez.

De todas maneras India tiene facetas alucinantes. Se que hay un montón de lugares maravillosos que espero poder conocer alguna vez ...

Pero no esta vez. La consigna del viaje fue muy clara: participar de un proyecto casi utópico. La recompensa también promete ser muy clara. Sería la llave que abriría la puerta de un nuevo hogar para mi familia.

Ahora bien, lo que no tenía (y creo aun no tengo) en claro era el cómo se iba a desarrollar esta historia.

Definitivamente las condiciones en cuanto a comodidad no son las mismas que en 2003.

Estuve compartiendo la pieza con Sirish durante casi 20 días.

La primera semana dormí sobre una especie de colcha que hacía las veces de colchón. Fue el primer indicativo de lo dura que era la prueba a superar ...

Luego me mudé a mi propia habitación, donde ya cuento con un colchón, pero no con una cama . Tengo una sábana sobre el colchón y una frazada para taparme. El clima por las noches suele ser un tanto fresco.

En toda la casa, que es grande (3 habitaciones, 2 baños, cocina, comedor, terraza), solo hay 3 sillas. Dos mejor dicho, y una banqueta. Todo de plástico, como las que se usan en un jardín o en un quincho.

No hay mesas, excepto por las dos mitades de una tabla de pin-pon, que ahora ofician de escritorio. Una esta en mi habitación y la otra en la habitación de Sirish.

Durante el día me acompaña Sunil Babu, un antiguo empleado que conocí en el viaje anterior. El se sienta en la banqueta y ocupa la otra mitad de la media tabla de pin-pon.

Por lo general me levanto después de las 10, ya que me quedo hasta tarde para poder hablar con Cecilia y ocasionalmente ver a Luciano por la webcam.

Lo primero que hago en la mañana es preparar el mate. Esta vez me traje 7 Kg de yerba, y estoy consumiendo a razón de 1/2 Kg por semana.

A la hora de la comida, mi dieta no cuenta con mucha variedad. Es infaltable el pan con queso, aunque últimamente he estado comiendo unos fideos, que cocino al microondas.

El valor proteico me lo aportan algunas salchichas de cerdo, atún o sardinas, aunque esto no sucede a diario.

Tomo jugo de mango o de naranja, aunque como se imaginan, mi bebida favorita y fundamental es el mate.

El transcurrir de mis días es bastante monótono para alguien que me observe desde fuera: me levanto, preparo el primer termo de mate, me siento en la compu (sí, mi vieja y querida Toshiba ...), leo, escribo, me levanto a preparar la comida al mediodía, vuelvo a sentarme, leo, me levanto a preparar el segundo termo, me siento nuevamente, leo, escribo mails, chateo, me levanto al baño, sigo leyendo, bajo a prepararme un sandwich de pan con queso, sigo tomando del segundo termo, me voy al balcón a distraerme un rato, llega la hora de la cena, preparo mis fideos u otra ración de pan con queso, preparo el tercer termo de mate, sigo leyendo, se conecta Ceci, hablamos un rato, me lavo los dientes, me acuesto a dormir.

Todo esto se repite a diario, con algunas intermitencias. De vez en cuando me voy a caminar a un parque cercano durante una hora. Creo que es uno de los momentos que más disfruto. Me suele acompañar Girish, nuestro "mayordomo", o bien Sunil.

Bueno, creo que con este resumen dije algo ... o dije todo.

Es una especie de juego de estrategia, donde el tiempo se hace muy largo o muy corto, aunque insoportablemente relativo.

Quien ganará el juego no está decidido.


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